la belleza de mi tierra

Cuando llegamos a la comunidad estaba ya todo listo. Comida, sillas, café, atresanías, sonrisas, música... todo. Yo, que oficiaba de fotógrafo, ni corto ni perezoso me largué a hacerle click a todo lo que encontraba por delante. Click, click, click... y de pronto, click, y mi mirada quedó fija en esta foto. Me fue imposible no seguir persiguiéndola para más retratos. Ella y sus amiguitos se reían de mí. Lógico. ¿De dónde es usted?, me preguntó. De Santa Cruz, le dije sonriendo, soy otro gringo más, pensé. Y así, entre charla y chiste, chiste y charla, le fui tomando más fotos. Su aparición ese día me hizo reflexionar sobre tantas cosas... sobre la belleza, sobre el idílico noble salvaje, sobre la colonización, sobre la mujer, sobre el shock cultural, sobre la pobreza, sobre la cultura, sobre tantas historias... y claro, sobre mí.

Merceditas tiene apenas 11 años, es una chiquitina chiquitana, que sonríe con timidez pero que encara con valentía y pregunta con firmeza. Una amazona de mi tierra, como muchas que deben rondar esos parajes a los que nunca llegaremos. Fue una estrellita que cayó en mi taza de café orgánico y me endulzó la vida. ¡Cómo no traje la guitarra!, me recriminaba. El evento continuó y mi oficio también... pero las fotos quedaron. Ojalá algún día vuelva por allá.