desde el lado oscuro de la luna

No eran ellos pero había muchísima gente. No recuerdo haber visto en un sólo espacio a tantas generaciones reunidas. La música llama, pensé, Pink Floyd es inmortal. En el camba section -el de 50 pesos-, podía uno ver a celebridades locales, productores, músicos, gente que no sabía a qué iba, melómanos, gente bien, gente no muy bien, de todo. Abrió Shine on you... con la ovación de la gente. Luego vino íntegro el Animals de 1977. Una ejecución calcada del disco. No eran ellos. Escuchar Pigs (Three Diferent Ones), el primer tema que escuche en mi vida de ellos, fue cartártico. Después de eso la plate comenzó a corear y a aplaudir de pie. Y no eran ellos. Más cerveza, cigarrillos y música. Volvieron tras el intermedio con el plato fuerte: Dark Side of the Moon de 1973. Aquí la cosa se convirtió en una autosugestión colectiva, que hacía que gente alzara los brazos frenéticamente, se pusiera a bailar sola, se sacara las camisetas... increíble. Al final de Eclipse, y tras unas breves palabras del líder de la banda, empezó un tercer round mezcladito con Hey You, Run Like Hell, la clásica Another Brick in the Wall (Part II), para terminar con la sufrida Comfortably Numb. Yo estaba al borde de las lágrimas pero no lloré. Hubiera sido genial que volvieran después de ese último tema a cantar Goodbye Blue Sky pero no eran ellos. Cerrabas los ojos y sentías que escuchabas el disco pero no eran ellos. Duce premio de consuelo para quienes no fuimos a ver a Roger Waters en Buenos Aires. No eran ellos... pero yo lo viví como si lo hubieran sido.

en la gráfica: The Wall... mítico.